El silencio de las campanas...
Cuándo ruido...
al día acumulado en las alforjas de los oídos...
Ruidos de todo tipo;
coches...autobuses...
motos...maquinarias...
trenes...aviones...artilugios...
y un sin fin de estruendos...acumulativos...
Cuánto alboroto...
en las casas...donde la tele...
la radio...los aparatos de música...
se oyen sin oírlos...
se apoderan de nuestros espacios...
como si fueran aire
viciado...
o chirridos con vicio...
Cuántas resonancias...
en bares...restaurantes...
y reuniones sociales...
donde cada cual...
expone su timbre de voz...
en octavas mayores...
Donde la mayoría...
habla...hablamos...
y bien poco escuchan...escuchamos...
con las necesarias atenciones...
No hay lugares en este...
ni en ningún otro mundo...
donde se predique lo trascendente...
sin que para ello se pida un solemne Silencio...
En templos...catedrales...
iglesias...sinagogas...mezquitas...
y demás lugares de rezo...
y demás lugares de rezo...
Allí...uno se debe al susurro del creador...
Al secreto...anhelado...
a la omisión...de su palabra...
a la potestad de su vocablo...
Y...a las músicas...cantos...voces...
que deleitan en lo armónico...
en la bienhechoras vibraciones...
que elevan el alma...
subliman el espíritu...
y reconfortan los corazones...
Cada cosa en su lugar...
en su momento...en su respeto...
En los conciertos...anfiteatros...
salas de fiestas...
lugares lúdicos...
todo perfecto...
todo en su medida...y según gusto...
y apetencias
auditivas...
Es curioso...y demostrado...
que en países más desarrollados...
menos ruidos...
más sensibilidad a un invisible invasor...
que mina...si uno o una se descuida...
El silencio de las campanas...
dando su retintín en momentos...
y fechas precisas...
ya sean
grandes o chicas...
ellas se pronuncian...
En esos úteros de vacío...
retumban...
anunciando...llamando la atención...
como un aviso...de lo sublime...
una llamada de Dios...
Quizás...nuestros oídos..
hayan perdido...cierta
receptividad...
Hay coches con tanto decibelios...
que si uno entre en ellos...
podemos padecer...en muy poco
rato...
una creciente e irreversible sordera...
que no se cura con esparadrapo...
¿Sera...por tanto ruido...
por hablar...por hablar...
que cada vez nos quejamos más...
de que qué nadie nos entienda?...
Las palabras deberían ser
como el dinero...no mal
gastarlas...
no derrocharlas inútilmente...
Saber...decir lo justo...
en su justo momento...
y con sentimientos...
Seria una experiencia...
hermosa...
vivirla...compartirla...
Nos daríamos cuenta...
que oímos...pero no sabemos
escuchar...
Estamos...
creo...
creo...
en el aprendizaje...
de oír...
lo que los demás callan...
Es un arte...un don...
que todos tenemos...
que todos debemos pulir...
en las campanillas de nuestras gargantas...
en las humedades de nuestras lenguas...
El silencio...es tan poderoso
que uno se puede asustar...
de no estar acostumbrado...a la parada en seco de
la trifurca de los decibelios...
Que magia;
en el sonido de una fuente...
un riachuelo...
del oleaje...
el viento...
en las copas de los arboles...
donde se brinda lo eterno...
Que belleza en el respirar
de un niño en su sueño...
Que dulzura...en el gemido de un suspiro...
Si las palabras costaran...dinero...ahorraría...
para tener siempre lo suficiente...
y decirte desde el sentir
un te quiero...que te haga sonreír...
Y...recibir mi amor...
desde la cresta de una ola...
convertido en un mando de
espuma blanca...
cubriendo tu cuerpo sin ropa...
El silencio...quizás...
sea necesario...
para la
inspiración...
para llegar a las orillas...del ser amado...
abrazar la
diversidad de la vida...
en el eco...de lo callado...
Con cariño y respeto...
Enrique...
Has creado eco en mi alma
ResponderEliminara ese silencio dulce que crea paz
eleva mi Ser.
Las campanas llamadas al recogimiento.
Unas imágenes llenas de dulzura
y unas palabras escritas en octava superior.
Gracias.
Un abrazo