Con la frente bien
alta…
No es el orgullo
quien la eleva...
es lo manso del
alma...
En vida...
el cuerpo poco a poco
muere...
En los escalones de
las horas...
uno se despoja…
Con nada sujeto a los
ojos para siempre...
virginal memoria en
regalados fluidos mi sangre a ti...
pertenece…
¿A qué temer...
frente a lo
inevitable?…
En cadencia de un ir
y venir...
el porvenir es
adivinanza...
Rotas las amalgamas
sabor de los cinco
sentidos...
arrullados en
elixir...
el existir…
La poesía me despejó
el camino…
rompiendo el cristal
de las sombras...
obviando las
banalidades...
pasos certeros más
allá de lo vulnerable…
¿Dormimos
despiertos...
o despertamos de un
sueño?…
¿Qué es real en esta
macro falsa?...
Librados de culpas...
y culpabilidades
impuestas por mentes adversas…
Cosmos iluminados en
pájaros de mi ser...
peinar las nubes con
mis besos...
Agrediendo la música
de tu silencio...
te siento en mi
templo!…
El ocaso...
juez en justicias
divinas...
separando el grano de
la paja...
Tanto correr...
tras el humo de la
quimeras...
de rodillas...
perdón por tantas e
inútiles prisas...
Hacedor de todo lo imaginable...
engendra en mí el
poderío del amor...
en ríos de lagrimas
de alegría!...
Prometo ser tu
servidor...
bajo el ropaje que tu
elijas...
en este u otros
mundos!...
A tus pies mis
oraciones implorando...
Con y por amor!...
Enrique...