Mi hermano mayor
José Luis y yo…
unos años antes de aquella experiencia…
Vivencias...
Un hecho real de mi infancia...
inmigrante en Francia…
De corta edad...
espabilado en no perder detalle...
Como animal fuera de su territorio
los sentidos se me agudizaron...
percibiendo la realidad desde la observación
audaz...
La supervivencia...el desconocer el medio...
las nuevas costumbres y paisajes...
daban alas a la velocidad
del razonamiento...
Recuerdo un día de cole...
el profesor nos llevó de excursión
en un autobús enorme...
¡Dentro de él...
niños y niñas...
de todos los colores...
parecía una asamblea de la
O.N.U...
en infantil!...
¡Risas...
cantos...
la adrenalina por ver y experimentar cosas distintas...
daban chispa
a aquel vehículo que nos transportaba!...
El chófer...
adiestrado en estar con multitud de inocencias...
ensimismado...
como de otro mundo...al tanto de los mandos...
En una de las paradas en medio de un campo...
bajamos para comer...
Sentados en el verde hierba...
a la sombra de árboles...
cada uno sacábamos de nuestras mochilas
lo que nuestras madres nos dieron para comer...
¡Para todos los gustos y tamaños...
bocadillos
y
demás alimentos
compartidos
y
devorados en un momento!...
La extrema excitación da hambre...
y
en esa edad no hay quien la pare...
Camino de vuelta...
hicimos una parada para desahogar necesidades...
Todos
corriendo de aquí...para allá...
buscando el lugar donde dejar
nuestras señales...
Al subir al autobús...
tumulto...
yo iba sentado junto a un amigo italiano
de mi misma edad...
El conductor en un pronto de prisa...
con ganas de volver a su hogar me imagino…
o
despiste...
hizo una maniobra brusca...
En ese momento gritos de espanto...
el terror nos caló el alma...
Atónitos...
paralizados por el griterío...no sabíamos qué hacer...
ni qué había ocurrido...
Al poco...
lo más temido había sucedido...
en marcha atrás una de las ruedas traseras
aplasto la corta vida
del hermano pequeño de mi compañero...
Llantos de desesperación…
su blanca cara desencajada...
su corazón palpitando como un tambor…
Torrente de lagrimas…
rabia e impotencia en garras de tragedia...
Lo había dejado en compañía de otros niños...
confiado en que lo iban a cuidar...
En descuido del conductor...la muerte repentina...
En aquella época
las medidas preventivas no tenían medidas...
no las había...
Policías...ambulancias...
todo un despliegue de socorro...
en fuera de lugar y en peso de responsabilidad inasumida...
El autobús...
en llanto y silencios...
volvió con otro conductor al volante...
A mi amigo...
la desgracia de haber perdido
a su hermano pequeño...y el peso
de no saber cómo expresarlo desde su garganta
rota y atormentada...
Abrazos de apoyo...palabras de cariño y consuelo...
Aquel día...
aprendí de sopetón...
que de sopetón dejamos de estar vivos...
Valorar lo que realmente vale...
muchas veces cuesta experimentar el drama...
o...
evitarlo en sabios consejos aplicados...
Discutir...agredir...no perdonar...
y
tantas otras calamidades que hay que despoblar
de nuestros corazones...
En el filo de un instante
el arrepentimiento frente a la perdida
ya no vale...
Ver escenas de esas características…
marcan de por vida ciertas conductas...
Si podemos…mejor dicho...
debemos
comportarnos
con belleza…conocimiento y responsabilidad...
¡El amor...aguarda
paciente como lo infinito...
si vamos a su encuentro
antes
entenderemos
la importancia
de
Saber Amarnos…
por lo que pueda suceder!...
Con cariño y respeto...
Dávila...
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