Cuántas
monsergas
tiene un@ que
aguantar para decir ya basta...
Lenguas
entrenadas en quejas continuas...
Cuántas
personas...
necesitadas
de vaciar sobre otras
sus basuras
mentales...
Quien se
considera papelera...
que así lo
asuma...
Quien no...
no al abuso
de oír desencantos
perennes...
En estaciones
sumergidas…
en llantos
visibles o contenidos...
Como reos
meditabundos...
en soga de
malos presagios
o
acontecimientos nefastos...
excesivamente
ventilados...
La frialdad
de helados sueños...
escalofríos
en el alma por ser condescendientes...
permitir
lo
inconveniente...
Quien en
sombras se nutre...
sus vómitos
de fatalidades...
en lenguas
pendencieras...
bocanadas de
mala suerte...
No ser receptivos
a avalanchas
de catastrofismos...
dramones...
y parodias de
bajezas
en
comportamientos humanos...
Fuera
mascaras falaces...
habladurías…
críticas
destructivas
exentas de
decoro...
Los oídos…
ánforas de
sutilezas...
aljibes de
emociones...
vaginas de
amores en orgasmos
de sonidos y
palabras...
¿Quién es quién
para ir contaminando…
lo limpio?...
Una cosa es
desahogarse
en un momento
preciso...
en la
necesidad de compartir lo sufrido...
lo
doloroso...
Es normal y
bueno...que lo hagamos
en momentos
determinados...
Más allá...
no dar pie
a invasiones
prolongadas...
Adquirir
criterio...
decir:
no quiero tantos tormentos...
no quiero tantos tormentos...
Alejarse...
apartar...
eludir...respetar...
Respetarnos a
nosotros mismos...
no siendo
barreduras de escombros
descalabros
de otros...
Los
Maestros...
siempre han
repetido;
“Que hay que
dar gracias a dios...
en todo
tiempo y lugar”...
Las palabras
dignas
saltan de
arboles en piedras...
alzan al azul
del cielo
formando
nubes de esperanza...
En caracolas
nuestros oídos...
en mareas de
sollozos...
En sorda
caverna mi cráneo
ha puesto
barreras...
el latir de
mis arterias
para
sintonizar en arroyos
de
optimismo!...
Oh!…
Dios!…
De qué modo espanto
De qué modo espanto
lo lúgubre y
la inquietud?…
Enséñame...
no quiero ser
cómplice
del cáliz de
una rosa
cuyas
plegarias se destinan solamente a sus espinas...
Hay tanta
belleza y bondades...
que no
difundirlas
en cabezas
cabizbajas y tristes...
nos
contaminan...
Desprendido
de toda falsa cortesía...
arrebato
contra el verbo dañino...
No me
avergüenzo en callar la boca...
de quien solo
hable lamentaciones...
Demos lugar…
espacio...
espacio...
anchura y
horizonte...
a la buena
ventura
de convertir
desiertos en oasis de flores!...
Con cariño y
respeto...
Enrique...
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