domingo, 6 de enero de 2013

REFLEXIONES: Cucuruchos de Sorpresas!...



DAVILA FOTOS HIGH QUALITY SL © 2012 GRANADA ESPAÑA...




Adjunto un nuevo texto...
bio y
una imagen hecha para él...

Natural...sin añadidos ni na de na...
Un episodio de mi infancia...
que se he escrito con un solo pretexto...
no perder la inocencia y
la magia que tanto gusta y necesita un niño...

Con cariño te lo brindo...

Si quieres saber de que va...

lee su titulo!...


¡CUCURUCHOS DE SORPRESAS!...                                                                                                                             

Buscando en el baúl de mis

recuerdos he encontrado

un episodio de mi vida que quiero compartir contigo...



Con ocho o nueve años...
vivíamos en el Sur de Francia...
con mi familia...

Mi madre tenia a su
cargo a su marido y tres hijos...

Cuando necesitaba alguna
compra ella nos encomendaba
esas tareas que le
quitaban tiempo a sus faenas...
además de ayudar cada
uno de nosotros en lo que
se pudiera...por tal de mermar
lastre a las labores domesticas...

En  aquellos tiempos la
ropa se lavaba a mano y
las casas no eran como las de ahora...
Vivíamos en un callejón
que daba a una de las carretera con más pendiente de la cuenta.

Cuando me enviaba a la compra...
tenía que bajar hasta a
una tienda que se encontraba
en los flancos de esa cuesta...

Con las monedas apretadas
en mi mano corría hacia
bajo en busca de varias
encomiendas...pan...leche...
huevos...o lo que fuera...
En ese pequeño comercio
lleno a rebozar de todo
lo que se puede comer y degustar...,
Su dependiente...un hombre
de mediana edad...
corpulento, grandes manos...
un lápiz colgado de su oreja...
recortes de papel con diferentes
manchas de sabores donde
escribía sus cuentas y un
delantal color azul sobre
el que se limpiaba después
de cortar cuchillo en mano...
embutidos o quesos en
finas lonchas que luego
depositaba con delicadeza
sobre un papel de estraza...
mostrando así su destreza...

Todavía no entiendo como lo hacia...
rara vez se equivocaba en
el peso que se le pedía...
como si esa hoja afilada...
tuviera el don de pesar...
sin tener que consultar
ninguna medida…
era toda una maestría...
en el arte de despachar...
Como niño se me iban los
ojos hacia una  canasta
de mimbre donde había
unos cucuruchos igual
de grandes que el brazo
de un chiquillo...
expuestos como un ramilletes
de flores multicolores…

Cuando mi madre me decía…
anda hijo quédate con la vuelta...
era toda una fiesta...

Día tras  día...juntaba
ese dinero hasta tener
lo suficiente como para
comprarme uno de esos estuches..

Una vez depositadas
esas pequeñas monedas
en aquellas enormes
manos de aquel marchante ...
mi iba hacia las
cesta a probar fortuna...

Esos capirotes de
papel de colores llenos
de viveza...atrapaban mi mirada
como en un hechizo me
daban la ilusión de abrir nuevas puertas…
cada uno de ellos contenía
algo diferente...y
elegir suponía tutear el azar...
y la suerte...

Salía como el viento
con aquel trofeo en mis manos...
y con ansia de descubrir
lo que guardaba celosamente en su vientre...

A la vuelta de la esquina...
rompía el recubrimiento...
muy lentamente como
cuando un cielo expande
sus nubes para mostrar
con orgullo un sol naciente…
el papel crujía...
se desgarraba para
mostrar lo que escondía...

Mi corazón palpitaba...
mi sangre se apresuraba...
caliente en mis venas encendidas...

Esa caperuza siempre
tenia en sus tripas más
pliegos de lo que yo hubiera querido...

En un principio  me asaltaba
el desengaño...demasiado
relleno...poco contenido...

Pero no importaba...
el factor sorpresa me cautivaba...
yo seguía, hasta encontrarme
con las recompensas
de aquella  prebenda...

Un soldadito de plomo
vestido de armadura...
que al verlo te transportaba
a valor de los héroes con espadas,
un cochecito de plástico…
con una carretera improvisada...
mi antebrazo...
haciéndome con sus
diminutas ruedas cosquillas
a mi imaginación y yo 
disfrutaba imaginando
un mundo de ilusión…

Unos caramelos con
sabor a premio que dejaban
en mi boca y lengua un colorido
tan impregnado que
me daba aspecto de ser de otro planeta...
y unas canicas con
tinturas entremezcladas...
que lucían en la transparencia
de aquellas esferas hechas
para jugar sin importar las apariencias…

Encontrarlas en aquel
cono...era como hallar
piedras preciosas...
después de haber movido
una montaña de tierra...

La magia...el encanto y el
contento se fusionaban
al juntar todos esos obsequios
desnudados de sus envolturas
y de un papel con muchos requiebros...

Me recreaba con todas
esas ofrendas y me
divertía con la simpleza de
un niño prendido en
el vuelo de su instinto...

Recuerdo que mi abuela
vino una temporada a estar con nosotros...
se sintió como pez
fuera de agua...
no entendía aquella lengua...
no podía ver televisión...
oír radio...o hablar con alguna vecina...

Como monja enclaustrada
se desahogaba con su
hija y nietos...

Mi padre...
madrugaba mucho...
y llegaba a casa cuando
en el cielo la luz ya no estaba...

Un día...mi madre la
mandó a comprar queso rallado...
y le repitió mil y una vez
como se decía eso en francés…

Se fue cuesta abajo...
entro en aquel comercio
de barrio y pidió como
supo...lo que mi madre necesitaba...
¿no sé como lo hizo?...
empleó un francés
equivocado con algo
de español desubicado 
y pronuncio sin saber
una palabra que era una...
grosería muy entendible
en aquella geografía...

Al tendero le cambió la tonalidad
de su cara...
incluso la de su delantal...
paso de un azul fucsia
a un rojo exaltado...

No sabia si echar a aquella
anciana a empujones
o mirarla como
si le faltaran neuronas...
Mi abuela con el carácter
que  le caracterizaba...
escapó de aquella jaula
despotricando según
ella de aquel inútil...
que no le pudo servir
las virutas de un queso añejo...
ya sea de oveja o cabra...

Volvió a casa por aquella
cuesta hecha para
fortalecer las piernas...
echando chispas...rayos
en contra de la patria Francesa...

Con mucho cariño la tratábamos...
ella no regalaba besos...
abrazos y
algunas monedas de las
cuales ella no sabia su valor…

Ninguna tenia la cara de Franco...
por ninguna de sus caras...
como si estas...
también fueran unas farsas

Con esa calderilla yo
regresaba a...aquella tómbola...
a sacar de entre sus
cucuruchos el que más me gustara...
Hoy día se ha perdido
mucho encanto...se necesita
más cosas para experimentar
un placer efímero y
un hastío temprano...

Los críos están saturados
de regalos que ya
no encandilan...estos
se acumulan...
guardan y tiran...

Ojalá supiéramos convertirnos
nosotros mismos...
en cucuruchos de
sorpresas multicolores...
aún...con nuestros defectos…
pero no falta…
de embrujo...afectos!…

Y...sepamos...
alegrarnos...alegrar
la vida de quien nos rodea...

Con esas pequeñas
sorpresas...humildes...
sencillas...sinceras...
que nos hacen recordar
que siempre debemos
ser como niños!...


Enrique...Compartiendo Cucuruchos de Sorpresas!...


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